El noviazgo es el periodo de preparación al matrimonio. Comienza el día en que una pareja de jóvenes, física y psíquicamente maduros, toman la decisión de casarse.
No es, sin embargo, un compromiso definitivo. A veces se presenta la crisis y el noviazgo se rompe. Pero tampoco es sólo una amistad íntima: el deseo de matrimonio es lo que distingue a este noviazgo de otros tipos de relaciones.
El noviazgo es un periodo de suma importancia, pues se trata de lograr una elección acertada del futuro cónyuge. Se trata de descubrir sus cualidades, sus defectos, sus gustos, sus ideales, su ambiente familiar y social, etc. Hay que dejarse guiar por la inteligencia y no sólo por el corazón.
Pero se trata de darse a conocer uno mismo tal como es; con franqueza, con lealtad. Expresar las propias opiniones y gustos, las propias intenciones e ideales con respecto al matrimonio y a los hijos. No ocultar los propios defectos y deficiencias. Dar a conocer con toda verdad las propias posibilidades económicas, el propio ambiente familiar y social, el propio modo de situar en la vida los diversos valores materiales, intelectuales y espirituales. Para esto hay que tratar de conocerse a sí mismo, haciendo un examen sincero de la propia personalidad. Los novios podrán ayudarse uno a otro en este examen del propio modo de ser. Deben ser sencillos y francos para ayudarse en este sentido.
Naturalmente que cuando empieza el noviazgo por la decisión de casarse, ya presupone un conocimiento mutuo que ha sido la base de un amor que ha ido creciendo hasta culminar en la resolución tomada ese día. Pero ahora se debe considerar en si conviene dar ese paso que va a ser definitivo: el matrimonio.
Naturalmente que cuando empieza el noviazgo por la decisión de casarse, ya presupone un conocimiento mutuo que ha sido la base de un amor que ha ido creciendo hasta culminar en la resolución tomada ese día. Pero ahora se debe considerar en si conviene dar ese paso que va a ser definitivo: el matrimonio.
Con bastante frecuencia oímos quejarse a algunos jóvenes esposos de "no haber pensado bien las cosas". La causa de muchos divorcios es que se paso demasiado rápido de una amistad fuertemente sentimental e instintiva, al matrimonio, sin que haya precedido un tiempo suficiente de verdadero noviazgo, tal como lo hemos descrito: tiempo de reflexión, de mutuo conocimiento, de elección consciente y serena, de un serio intento de adaptación y preparación a la vida conyugal.
¿A qué edad es posible el noviazgo?
Puesto que es una preparación seria e inmediata al matrimonio, no puede darse un verdadero noviazgo sino cuando las condiciones físicas, psicológicas y económicas de una pareja hacen posible el matrimonio bastante próximo.
El tiempo conveniente de duración del noviazgo no puede establecerse. Cuando un joven y una joven se conocen desde pequeños, y una larga amistad ha unido también a sus familiares, puede bastar un noviazgo corto. Pero si se han conocido una semana y el amor llega de flechazo habrá que tomar las cosas con calma, porque no es tan fácil conocer a fondo a una persona; se requiere de bastante tiempo.
Pero un noviazgo demasiado largo trae también sus inconvenientes, porque, como hemos dicho, el amor humano abarca la entrega recíproca de todo el ser, cuerpo y alma; y siendo el noviazgo una entrega verdadera en el amor, va pidiendo de suyo también la unión física que, por otra parte, no es aún lícita ni conveniente antes del matrimonio como después explicaremos. Además, en un noviazgo demasiado largo los novios suelen aburrirse por falta de novedad o variación lo cual no sucede en el matrimonio, entre otras cosas porque la llegada de los hijos y su constante desarrollo traen consigo una continua novedad.
Podríamos decir solamente como regla muy general que buen término medio de duración del noviazgo sería de seis meses a un año. El que pasa de dos años ya es demasiado largo, pero lo importante no es tanto el tiempo sino el modo; tomarlo con seriedad, con madurez y cimentarlo en las virtudes que pueden después preparar la futura felicidad conyugal, como son el respeto, la veracidad, la castidad, el desinterés, la confianza recíproca, el amor verdadero.